¿Hay verdaderamente un camino hacia la felicidad?

Reconocer que la inteligencia intelectual ya no es suficiente en cuanto a la obtención de logros profesionales, debido a que éstos no están exentos de situaciones críticas en las interrelaciones laborales, educativas y sociales, nos obliga a dar la importancia necesaria a la inteligencia emocional, tratando de fomentarla para nosotros, así como para nuestros hijos, en el conocimiento de las propias emociones y cómo las controlamos, en la capacidad de automotivarnos y reconocer las emociones ajenas, logrando con ello relaciones empáticas con las cuales obtener bienestar, tanto emocional como físico.